martes, 12 de julio de 2011

Penélope / por David Arce

El amor no tiene tiempo, y las promesas tampoco. Por eso Penélope sigue sentada, esperando, a la puerta de la casa. Su palidez se confunde con el blanco de la silla, que al ojo distraído parecería vacía. El sol cae de costado y resalta su blancura. Una maceta con geranios rojos apoyada sobre un tronco y una maleta marrón de cuero natural la acompañan en la espera.

Lo que ella no sabe es que al otro lado de la puerta, mirando el buzón, esperando una carta, está el amado que ella espera.

Alguien pasa silbando una canción de Serrat y, al ver la escena, piensa: así son los amores extraviados.

David Arce

Fotos de Lidia Ferdmann y Álida Núñez

No hay comentarios:

Publicar un comentario